Estos
son los cuerpos que se trenzan.
Se
quieren u odian, pero en todo caso
se
están trenzando, se masturban
contra
altas y largas paredes de piel,
contra
vestíbulos de lujuria codificada,
contra
condominios de piernas que mugen,
contra
vastos desarrollos urbanísticos
de
especializados gametos fluorescentes.
Cuando
no se están trenzando son
(entonces:
viajeros de clase económica,
simples
maestras, o bien diabéticos,
esos
gordos cincuentones de suburbia,
altos
cuadros corporativos, diseñadoras
gráficas)
seres bastante ordinarios,
solo
que en este momento son cuerpos
que
se están trenzando, en tierra firme,
conectados
por cables de fibra óptica,
por
donde desfilan factores de saliva.
Cuerpos
(como tegumentos que arden).
Cuerpos
(engrudos de receptores nerviosos).
Cuerpos
(esfínteres que se contraen/expanden).
Esos
cuerpos de verdad se están trenzando,
mar
de rótulas, lenguas cosidas, poliedros
de
sudor, y cómo dan miedo, es que
dan
miedo esos cuerpos a los que nacen bocas
y
dientes en todos lados, que se matan,
se
arrancan Cosas, orejas, testículos, axilas,
y
al día siguiente amanecen desgarrados,
sin
orden, sin simetría, descoyuntados,
y
terminan rotos, irreparables, sin metacarpio,
han
pagado el alto costo de religar en la noche,
y
han finalizado como riñones desnudos
en
un charco de sábanas seconalizadas.
Sin embargo por la noche se Trenzarán de nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario