¿Has
oído hablar de los líquidos ácidos
que los ángeles emiten por los
párpados
cuando nadie los mira?
¿no?
Bueno,
ahora lo sabes:
incluso
los ángeles excretan.
Y
a veces se van
envenenando
por dentro.
Y
en tu caso es lo mismo.
Tu
riñón está cubierto
por innumerables departamentos
de sal negra,
por pequeños gorriones
suturados
y
nocturnos.
¿No me crees?
Usa tu visión renal.
Solo así aprenderás
que esta es la leche
que teníamos por limpia.
Ahora
déjame ponerte unos tubos.
Oh no, no te preocupes
por los tubos:
son solo caminos
de sangre,
curvándose
en el pánico.
Y
no le tengas
miedo
a la máquina:
en la madrugada
le
gusta ponerse
máscaras.
Y
no le creas nada
al catéter:
el
catéter no lleva
a ningún lado.
De
igual modo,
Lázaro no existe,
y menos en este hospital.
Y,
por cierto, si quieres vomitar
usa
ese recipiente.
Y
si vas a morirte, hazlo ya.
En el cielo te bañarás
con orina infalible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario