Estamos despiertos

 [PARA EL VIDYADHARA]


Para llegar al Tíbet hay que salir del Tíbet,
emerger de su larga y fría y larga anestesia,
saltar sus enormes muros mudos, buscando
el calor sagrado de las prostitutas sin dientes.

Porque el Tíbet, de hecho, no existe, jamás ha existido,
salvo en el feto exangüe que gira en el vientre de la rueda.

No necesitamos reencarnados bebiendo martinis de luz
en el centro sin carne de los palacios de máscara.

El viaje –así lo dijo el loco, así lo dijo el paralizado–
no tiene finalidad, y a propósito no tiene fin,
seguimos cayendo, seguimos cayendo, caemos,
a ningún lado, en este inconmesurable ataúd sin paredes,
pero nuestra caída sin forma es una forma de dar,
de darle de comer a las palomas de la niebla,
a los seres sin saldo, atormentados por no saber vagar
en este Tíbet sin Tíbet, en este feroz Tíbet abierto. 

Somos los exiliados, el hígado se nos está muriendo.

Somos los nómadas, estamos despiertos.

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Maurice Echeverría ha publicado los libros de poemas Encierro y divagación en tres espacios y un anexo (Editorial X, 2001), y en formato blog los libros Plegarias Mutantes (Zanate, Guatemala, 2008), Setenta y dos ángeles tullidos (Zanate, Guatemala, 2008), La glándula infinita (obra en progreso, Zanate, Guatemala, 2008), Los poemas de Saffron Lane (Zanate, Guatemala, 2008), La oreja en tu mano (Zanate, Guatemala, 2009), y Zona 3 (obra en progreso, Zanate, Guatemala, 2010). Ganador del Premio Federico García Lorca de Poesía 2006, convocado por el Centro Cultural de España en Guatemala.
 

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