Pasaron
unos días
de
tu muerte, vos Gelman,
y
ahora que ya bajó
la
marea,
corresponde
decir,
corresponde
celebrar
tu
continuo desilencio,
tu
palabra traspuesta,
ave entre versos,
y
tu vida dura
de
enero
en
enero
pero
vecina siempre
de eso, la vida.
Vos
Gelman,
amigo
de los ausentes,
factótum
de los secuestrados,
anciano
acendrado
que levitás
contra fratricidas,
que levitás
contra fratricidas,
con
el peso
de
los vástagos
sin nombre,
sin nombre,
caminando
por el vasto flan de tripas,
removiendo
urinarios,
rearmando
apaleados,
escribiendo
obituarios,
tus
palabras estallan
en
las placentas,
que
ahora gritan
endignadas.
Será
verte ahora,
vos
Gelman,
caminar
con
tus bigotes bigófilos,
tu
musgo militante,
tu
lámpara
y
tu gallo,
hasta
el final
del
mármol.
Sos
partido
pero
no fantasma,
porque
los fantasmas
no
brillan ni nombran
como
vos.
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