Y así nos hemos dado cuenta
que Baldizón no es del todo
él mismo,
como asegura,
como asegura,
sino la perfecta y asombrosa
réplica de otro señor que usa
réplica de otro señor que usa
idénticas gafas,
el mismo pelito sobrepeinado,
el traje equivalente de político en ascenso,
la exacta corbata roja,
una muy similar
y semidescarada
sonrisilla ladina,
un parecidísimo (deplorable)
plan de gobierno,
y el mismo repugnante
populismo de dos centavos.
La única diferencia
es que el señor es el señor
y Baldizón, bueno,
a saber quién es Baldizón.
populismo de dos centavos.
La única diferencia
es que el señor es el señor
y Baldizón, bueno,
a saber quién es Baldizón.
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