La
Fiscal Paz
y
Paz
va
camino
al trabajo.
No
sabemos
qué
está pensando,
pero
está pensando algo,
mientras
su carro
delicadamente
esquiva,
para
no aplastarlos,
los
pequeños cascabillos
de
cartílago
que
croan
en
el asfalto.
La
Fiscal Paz
y
Paz
mira
las ventanas
de
los otros carros,
que
son como de ala
de
murciélago,
y siempre sangran
un
poquito,
un
poquito.
Todos
los días
alguien
detesta
a
la Fiscal Paz
y
Paz,
pero
todos los días
ella
sale igual a trabajar,
y
mira,
pensativa,
vertical,
esas
mismas calles
ya sin
salmo,
y dice
algo en voz
muy
baja,
un
susurro,
y ellos se ponen a temblar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario