La abuelita Julia

I

La recuerdo porque era gentil,
porque me regaló un acetato
de las Cuatro Estaciones de Vivaldi,
porque una vez se puso a toser
mucho en un restaurante,
y eso le dio vergüenza,
y me dio vergüenza a mí.
Pero yo tenía cariño de hecho
hacia ella, la abuelita Julia.  


II

Estaba en una cevichería
cerca del parque Morazán,
tomándome un guaro.

Y entonces la vi pasar,
a la abuelita Julia, lenta,
casi agónicamente,
con una bolsa del súper,
y yo no me levanté,
ni fui a saludarla,
porque estaba paralizado
de la cantidad de perico
que me había zampado,
y,  bueno, porque era
un egoísta hijo de la gran puta.

Y así se me fue perdiendo
en la avenida esa mujer
que yo no había visto
en años, y que yo no tuve
la decencia de ir a ayudar.


III

Entramos al geriátrico inglés.
Una de las internas vino
de la nada, y me abrazó:
olía a viejo, a estropeado:
olía mucho a amarillo. 
Me pidió en su acento británico
que por favor la sacara de allí,
pero nosotros no estábamos
allí para sacar a nadie:
estábamos allí de hecho
para visitar a la abuelita Julia,
que también olía a amarillo. 

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Maurice Echeverría ha publicado los libros de poemas Encierro y divagación en tres espacios y un anexo (Editorial X, 2001), y en formato blog los libros Plegarias Mutantes (Zanate, Guatemala, 2008), Setenta y dos ángeles tullidos (Zanate, Guatemala, 2008), La glándula infinita (obra en progreso, Zanate, Guatemala, 2008), Los poemas de Saffron Lane (Zanate, Guatemala, 2008), La oreja en tu mano (Zanate, Guatemala, 2009), y Zona 3 (obra en progreso, Zanate, Guatemala, 2010). Ganador del Premio Federico García Lorca de Poesía 2006, convocado por el Centro Cultural de España en Guatemala.
 

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