matando, los cuerpos embreados
te están mirando en silencio y es
tu silencio lo que miran como
caimanes verticales esperando
que nunca digas nunca nada
porque ésa será la forma de comerte
en la noche las ratas cuando
ya no haya edificios del otro lado
de las ventanas ni lenguas
en las bocas de los niños, silencio
y un error sangrando silencio,
un mar abriéndose desde el petróleo
de tu silencio sangrante
como entre las canas del espejo,
algo en la paloma que esta vez
durmió muerta, y estás solo,
en secreto te lavas los dientes, solo,
y en silencio, mientras cuelgan
los tendones y la tele los alumbra,
y en tu celular ya no hay llamadas
perdidas, una cuestión de silencio,
te dices, antes de irte a la cama,
más bien silenciosamente.
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