Los pequeños futbolistas
hoy muriendo
en los barrios de la droga.
Una especie
de largo picahielos
los asesina
en las esquinas.
Pequeños futbolistas
cayendo en pozos,
sobre las rosadas
vísceras de otros
pequeños futbolistas,
mientras los zanates
polares se hunden
en sus tiernos pulmones.
Los pequeños futbolistas
no saben que van a las torres
a desprenderse de sus dedos,
a embrocarse tristemente.
Ay soldados
de las guerras del tatuaje.
Ay Lázaros sin segundo chance.
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