es cumplir con la obligación
de manejar a través del misterio,
entre mármoles,
es investigar en la ciudad–hígado
que nunca termina de despertar
de sus procesos y modos
de absorber la vida y la muerte.
Te busco, fijo manejo
entre calles que son de cuarzo
y donde los pájaros–ventana
se estrellan contra el aire.
La sadhana es buscarte,
es no parar de encontrarte,
es no darse por satisfecho
hasta que todos los textos
con tu nombre despierten
y comuniquen de qué manera
lo precioso y serio de tu ala.
En la ciudad yo digo que te busco,
en las quince noches del acá
voy aportando un método a mi vida,
un explícito proceder que consiste
en no perderte, porque tú sos
mi sadhana, vos Claudia,
sos mi claridad, y sos mi vacío.
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