Somos esos sifilíticos.
Nos han inyectado raíces
y nuestros hijos
han quedado
atrapados en los úteros
del aire y del olvido.
Sifilíticos, y
los gringos lanzan folletos
contrarrevolucionarios
sobre nuestra alfombra
preferida de palomas.
Ojalá fueran monos
y no nazis.
Ojalá fuéramos dados
rodando
y no gonorréicos.
El jamón cuelga
de la cadena,
diciendo palabritas
que se pierden
en la noche.
Pues
para recordar a los locos
y a los inoculados,
y porque no da lo mismo,
por eso escribo
mientras me miro
con ternura la pija.
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