Nos
veremos en Baltimore,
nos
veremos en la ciudad
en
donde de golpe
no
hay turistas,
solo
madres buscando
a
sus hijos
negros.
Allí
están las casas abandonadas,
y
en alguna dormiremos.
Para
que las tarántulas
no
se coman los mapas
perdidos
del East Coast,
hemos
de vernos,
cariño,
en Baltimore:
y
no respetaremos
el
toque de queda.
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