No has visto el sol en
cien días,
tienes hambre,
una rata te come el
pie.
Y sin embargo a veces sientes
que eres feliz en un
lugar paralelo.
Una cosa es esta celda
ciega,
pero en otro mundo –blanco–
tu pueblo te ama,
tu reino es grande.
Estás en una cárcel,
pero otro tú está libre
en un campo abierto
bajo el sol sin mácula,
o penetra con ternura
a una aceitada mujer.
Lo sabes. Sonríes.
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