Este es mi brazo
trágico,
el que se hunde
en las placentas
de la muerte,
el que se apoya
en el hielo
que ha ganado
más frío.
Estiro mi brazo trágico
bajo la lluvia
para acariciar el
cráneo
lento del torturado.
Viejas palomas
anochecidas,
venidas de los árboles
líquidos del olvido, se
posan
sobre mi brazo trágico.
Y yo cómo lo amo,
porque me ha acompañado
en cada uno de mis
callejones
sin salida.
Mi brazo hipertrágico,
el que me he cortado
por vos.
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