Sos el loco posapocalíptico
que va buscando
agua
entre las casas
vacías,
con un largo cuchillo
y alguna escopeta,
dejando
tras de sí
un reguero de sangre
que sale de una herida
que te ha causado
otro
loco posapocalíptico.
Caminas, te mueves de
acuerdo
a elaborados
planes impenetrables
(que involucran
bisectrices
y el vuelo de las aves
migratorias)
siempre buscando agua,
porque sos
un hijo de la sed.
un hijo de la sed.
Entre pueblos
polvorientos
te han visto,
hablando solo,
con una chaqueta
cubierta
de orejas de perro,
y gritando el nombre
de una hembra
flamígera,
que nunca encontrarás.
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