Suena el teléfono.
Aló, digo.
Aló, digo.
Te odiamos, dice una
voz,
del otro lado.
del otro lado.
No quise ofenderlos, respondo.
Eso carece de importancia,
contesta la voz,
que es muchas voces.
contesta la voz,
que es muchas voces.
Con temor, termino la
llamada.
Ahora suena el timbre.
2 comentarios:
Mauricie, desde hace tiempo ya, que no había leído trabajos suyos, y no había notado la falta hasta que vuelvo a hacerlo, la idiotizante rutina y los anestésicos de este tiempo nos hacen olvidar e in-sensibilizarnos de lo importante, gracias maestro.
Sergio Haroldo Briones Dáz
Abrazo fuerte vos.
Publicar un comentario