El
señor Bohr
hace dos cosas
al mismo tiempo:
acá
juega
al
ping pong
(y
la mesa siempre cruje un poco,
cuando
alguien allí se apoya);
allá
le dice
a
Dios
–en su diáfano acento
nórdico–
cómo jugar
a los dados.
a los dados.

No hay comentarios:
Publicar un comentario