Hemos
visto, vemos,
veremos
cine:
cine:
una
moneda salir
de
la pantalla,
rodar
hasta
el ojo
que
todo lo preside.
La
espada
se
desliza
de
las manos
del
ángel:
el
ángel contempla
la
misma escena,
una
y otra vez,
orbitalmente:
una
lágrima de té
de
sangre
baja
por
su mejilla
asombrada.
asombrada.
Amamos
el cine.
Amamos
el cine.
Hemos
sido formados
y
deformados
por
las películas
y sus largos, largos pelitos
y sus largos, largos pelitos
refulgentes,
se nos meten en la boca,
nos ahogan.
Nuestras
terminales sinápticas
guardan
celosamente
pedazos
y secuencias
de
material audiovisual.
Las
butacas son
estructuras
concupiscentes
concupiscentes
en las cuales nos sentamos
a recibir el prana fílmico.
La
luz y el sonido
se
ponen de acuerdo,
para
cortar la aorta.
Las
películas
son
los mensajeros:
esta
misma continuidad de la vida
es
una película
y no parece terminar.
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