(Frente
al lago.)
Lo que ha de venir es la calma.
(Los telepronters existen,
pero nadie lo sabe, en este claro lugar.)
El paisaje, instantánea cordura:
volcanes que algunas vez nacieron,
susurros inefables en el viento intacto,
el pájaro siempre y los pájaros,
la ausencia de las cosas humanas,
las flores atrapadas en sus diagramas de éxtasis.
(Insectos
que si mueren
lo ignoran.)
Es lógico optar por la felicidad,
en este entorno;
cuesta y es caro sufrir.
Nada en particular está sangrando.
No hay memoria de edificios.
Árboles nobles, libres, desmantelando la luz,
que se desvanece en savia.
(Las ondulaciones del agua
desconocen lo que es un F16.)
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