¿y
entonces:
los
rectángulos,
las
ciudades sin centro,
los
hijos ensangrentados,
los
vehículos espaciales,
la
noche mil veces inédita,
las
sucias santas madres,
los
dientes infinitos en frascos de vidrio,
los
monjes rezando en selvas órficas,
el
sonido de aquel saxofón maldito
viniendo
del otro lado del muro,
los
trenes europeos,
las
tropas del Ejército Rojo,
las
calaveras de azúcar,
los
acueductos,
las
joyas de las princesas tísicas,
el
Tractatus de Wittgenstein,
el
espiral del caracol?
El
hombre cierra los ojos. La nube. Un pájaro.
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