Los vendedores de flores
vendieron flores y raíces y pájaros
en sándwiches escolares.
La madre se deshoja en un vacío.
La madre es un cronograma triste.
Es un tic tac y un sueño gastándose.
Alguien lame su mano ictérica,
un gato, un hijo, un soldado, un adicto.
Ella es la página 15 de un libro
que leíste a los siete años.
Undosa en los pliegues y las arrugas.
Cada vez más cerca de una escalera
imposible de subir, con bichos
en los huesos carnales.
Denme a la madre, dénmela
antes de que no recuerde mi nombre.
Hay un eco triste en la otra cocina.
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