Alegría y veneno,
aludo a la alegría y al veneno,
al hoy y al ayer,
al oxigeno que nos va comiendo la sangre,
a los dormitorios asfixiados
en donde nos damos los besos.
Y si fuera sólo alegría, no lo fuera realmente,
fuera realmente veneno, pienso yo.
No existirían ciertos poemas decimonónicos.
Y no lo sé pero una vida de veneno exclusivo
sería una seguridad, una forma de satisfacción,
y eso también es a todas luces inadmisible.
El secreto espléndido, desmedido,
es que hay alegría y hay veneno, juntamente,
hay una casa en donde dos ríos se alaban,
hay una colisión de gato y martillo,
y Regina Spector tocando el piano.
Ir corriendo a un lado o a otro,
como cretino, eso no trae cuenta. Consta
que lo arborescente y prolífico es la vida tántrica,
completa, con dos alas, negra y otra blanca,
para volar encima de los organismos
y chocar contra ellos y saludar a los simios
enojados de la ciudad de los espejos.
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