Voy de A a B,
entre avenidas y entre todos
los rótulos y entre sangres
de los tercos y los individuos,
de un lugar a otro en este pedazo
tallado de estrella,
cuyas arquitecturas juntas
se integran y deshacen en alas
de furia, caminando recto
y haciendo bien en ver las ventanas,
a las cuatro de la tarde,
recordando el primer momento
de un futuro hecho de tráfico
y vallas de publicidad, voy de A a B
y Ella La Calle me defiende
con sus protectores,
sus espíritus,
yo y los entes
hacemos posible que las anclas
vuelen sobre los automóviles
polarizados, y gangrenas de coral
inutilizan a todos aquellos
que no respetan el código, el ron
ardiente de la ciudad loca,
y en las ramas bajo
el humo hay pequeños puñales
esperando, esperando,
y hacia dentro de los vacíos
de los estacionamientos
las comunidades de ángeles vuelan,
y frente a las puertas de los edificios
los locos hacen fuego,
seguimos siendo carne y urbe,
larga hilera de dientes, de A a B.
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