Podría decirte:
quemá tus ojos
con maíz hirviente.
Podría decirte:
hacé de tu mano
una fruta convertida
para que los pájaros
dejen en ella sus larvas.
Etc.
Pero todo eso
no sirve de nada.
Escribí, pendejo.
Es todo.
Pero eso sí:
a mí personalmente
ya no me escribás,
que no tengo tiempo
de resolverte la vida.
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