Los hombres–zarigüeya

1/ Al nacer,

los hombres–zarigüeya
son colocados en una incubadora
gigante, en donde van aprendiendo

el oficio de no mirar a nadie
a los ojos, de nunca mirar

a nadie a los ojos.

2/ Los hombres–zarigüeya
copulan al principio con pena,

y luego con más pena.

3/ Sabemos que
cuando las campanas
de la vieja catedral resuenan,

los hombres–zarigüeya
salen de sus madrigueras

y los edificios, los grises
edificios los reciben:

son miríadas.
son legiones.

4/ Los hombres–zarigüeya
escriben cartas de disculpa
que envían a otros
hombres–zarigüeya
que también escriben
cartas de disculpa.

5/ En la noche miran
la calle, desde la ventana,
colgados prensilmente
de alguna rama oscura.

6/ Con el paso de los años
se van enfermando, y expulsan,
desde sus hociquitos neurasténicos,
una sangre parda que muerde
las cosas que ya no sirven.

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Maurice Echeverría ha publicado los libros de poemas Encierro y divagación en tres espacios y un anexo (Editorial X, 2001), y en formato blog los libros Plegarias Mutantes (Zanate, Guatemala, 2008), Setenta y dos ángeles tullidos (Zanate, Guatemala, 2008), La glándula infinita (obra en progreso, Zanate, Guatemala, 2008), Los poemas de Saffron Lane (Zanate, Guatemala, 2008), La oreja en tu mano (Zanate, Guatemala, 2009), y Zona 3 (obra en progreso, Zanate, Guatemala, 2010). Ganador del Premio Federico García Lorca de Poesía 2006, convocado por el Centro Cultural de España en Guatemala.
 

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