Octubre es más que historia:
es flor mítica, siempre en surgimiento.
Octubre es tierra,
pero más que nada cielo,
y como todo cielo, no es de nadie.
Más allá de lo sellado
(por datos y contradatos,
nostalgias y animadversiones)
Octubre es metáfora
del devenir, en un país sin metáforas.
Lo que estamos diciendo,
–lo que insistimos en decir–
es que no podemos darnos el lujo
de vivir sin Octubre,
en este abismo sin manos,
en esta patria–reptil,
porque Octubre
es el corazón
de lo posible y lo imposible.
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