Bieber,
muchachito,
saca el cráneo de su perro
en su nueva SUV.
Aparece en el balcón
y
escupe
escupe
a los
tacuazines
que liban
la saliva
rápidamente,
antes
que la saliva se seque
entre las grietas
y
los segundos.
los segundos.
Bieber
tuitea
desde
tan lejos
y
desde
quién sabe donde,
desde
los márgenes
de una piscina
llena
de muñecas
inflables
que poco a poco
se desinflan.
Bieber
quiere hablar ronco
y
se quita
la camisa
y
es blanco
y
es blanco
como la leche,
blanco entre las cosas,
blanco entre las puertas,
y
lleva cadenitas
lleva cadenitas
puestas
y
ofrece homenajes
ríspidos
a sus paparazzis.
Juega
Bieber,
muchachito,
con sus tatuajes,
entre
los abrigos
hecha de la piel
de sus fans
y
seguidores,
y
seguidores,
¡cómo juega!
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