El universo todo es un ser sintiente.
También come, coge, defeca y respira.
Tiene que pagar cuentas,
y abrir besanas en la tierra de la antimateria.
Dice palabras bienhechoras,
pero al próximo minuto se enoja
y arma una supernova que allí te encargo.
A veces le agarra la saudade intergaláctica,
y es cuando se pone a escuchar lánguidas melodías
curvas,
extrañando las protogalaxias de otrora.
Lee cantidad de libros en su tablet unibeige.
Se enoja cuando le tapan el pasillo en el
supermercado.
Toma contento su café,
mientras procura regalarnos leyes elegantes.
Le gusta, en sus ratos libres, armar cosas a escala,
y ver el débris cósmico reunirse en ciertas
esquinas,
y hablar con otros universos paralelos.
En las noches se arrodilla,
juntando las manos en plegaria,
frente a algo que no entiende.
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