loco
en esta eternidad hecha de un punto
que
es nosotros y un gato.
Desde
cuál fisura karmática naciste,
qué
ardió en cuál momento para posibilitar eso empapado
entre
nosotros, quién sabe qué batallas
ocurrieron
sobre glebas cubiertas de leche
para
que pudiésemos encontrarnos, qué llantos,
qué
cánceres, qué gritos prietos, no escuchados,
qué
infinitos campos de concentración.
Y
todo eso, a lo largo de los siglos, se fue desenvolviendo
como
un largo drama de cristal roto,
una
perfecta secuencia de causas y efectos,
un
canto genético y morfológico,
y
ella la historia revolviendo el holograma sin fin.
Es
un milagro.
Es
un milagro bien raro que de todo esa desgracia
cósmica,
de todo ese alfaque de ayeres,
naciera
algo tan puro como vos y yo comiendo al medio día,
más
que nunca enamorados ante los ocho espejos.
El
mundo, el matadero, pero nosotros, nosotros.
Nuestro
pequeño paraíso, en el piso once.
El
café, el súper, el cine, un beso.
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