Lo que
es afuera es adentro.
Lo que
es adentro no existe.
Los
viejos dientes cesan,
las alas
enteras se pudren,
pero hay
algo sin raíz que brilla
y ni aún
el ángel consigue asir.
Los
gallos y los dioses,
los
cantos y los ríos,
toros y
cuchillos de allí surgen por igual.
Lo sé;
lo he visto; me moriré viéndolo.
¿O me
verá a mí?
Ni una
cosa ni la otra.
Estamos
hechos de la misma mirada.
Hechos
del mismo vacío sempiterno.
Toda
sangre es transparente.

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