Mañana cumplo 35.
Prendo el cigarro que ya no fumo,
y contemplo por la ventana
los relámpagos
ahogándose en el tacto.
No hay más.
Ya les conozco el juego
a mis colegas,
a mí no me dan atol con el dedo,
ni me van a decir
cómo funciona la realidad.
ni me van a decir
cómo funciona la realidad.
He caído como lodo en el asfalto.
He explorado todos los rincones
de la mente y la más mente.
Soy libre por desierto.
He observado minuciosamente
los eventos fenoménicos,
y sé que no hay nada antes,
ni después, ni adentro,
ni detrás de la experiencia,
y que la experiencia es lo único
que hay y que puedo
meter la mano a través de ella,
como en una pared de agua cristalina.
De la mente salen los predicadores
evangélicos, los whoppers
de Burger King,
las preciosos Calatravas,
las civilizaciones puras,
los punks áureos.
Puede que jueguen mejor que yo,
pero siguen jugando igual.
De la mente
brota el abismo
y el edén flamígero.
De la mente,
el amor y la tortura.
Ya no soy un esclavo de la miel,
ni de este cigarro que ya no fumo.
Mañana cumplo 35. El relámpago
ha caído en el centro del cráneo.
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