Los padres se quedan ciegos,
y los espejos se quedan ciegos
y los niños frente a los espejos
pierden
la mirada.
la mirada.
Van rodando los vientres
a las ciudades costeras,
donde los huracanes traen
lenguas
blancas
a los pies de los beisbolistas.
Poco a poco veremos
las manos de Sonia
desvanecerse
de cargar espadas de ángeles.
Y en el rincón de la cocina,
un capullo de varices y olvido.
Esta Navidad
es ya luz quemada.
Los secuestrados hablan.
El guardaespaldas espera afuera.
Me han regalado
un par de bonitas camisas marca Gap.
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